Montequi y Díaz de la Plaza, Ricardo (1893-1979)

Ricardo Montequi y Díaz de la Plaza

Nació en el Barco de Ávila (Ávila) el 9 de octubre de 1893 y falleció en Santiago de Compostela, donde fue enterrado, unos  pocos días después de haber cumplido 86 años, el 20 de octubre de 1979.

Realizó la carrera de Ciencias en la sección de Químicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca obteniendo dos sobresalientes y matrícula de honor en las demás asignaturas, lo que le valió el premio extraordinario de la licenciatura. Se doctoró, también con premio extraordinario, en 1917. Previamente, en 1914, obtuvo  por su trabajo “Algunas observaciones acerca de la función ácido” el  premio Gómez Arias de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca.

Becario por oposición de los Colegios Mayores de la Universidad de Salamanca durante un curso, fue también becario durante tres años en el Laboratorio de Análisis Químico de la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) en Madrid. En el curso 1917-1918 participó en el cursillo teórico práctico impartido por el fundador de la química terapéutica en Francia  profesor Ernest Fourneau del Instituto Pasteur de Paris en el Laboratorio de Química que dirigía José Rodríguez Carracido sobre síntesis de medicamentos órganicos (Archivo de la JAE. Caja 101-698. Hoja de servicios fechada el 19-7-1922). Entre otras líneas de investigación trabajó con los  isobutilxantogenatos metálicos y en el curso 1916-17 terminó su tesis doctoral que trató precisamente sobre dichos compuestos  (JAE. Memoria correspondiente a los años 1916-17. Madrid. 1918, paginas 184, 185 y 200). En paralelo con esta actividad fue profesor encargado de clases prácticas y auxiliar interino de Química general  en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.

En 1918 obtuvo la cátedra de Física y Química del Instituto de Santiago de Compostela, donde tomó posesión el 26 de junio de 1918 (Real Orden de 13 de junio de 1918, Gaceta de Madrid, núm. 174, de 23 de junio) con un sueldo de 3.500 pesetas anuales. Incorporado al Instituto de Santiago de Compostela compaginaba su cátedra con un puesto de ayudante de clases prácticas en la Universidad de Santiago, llegando a hacerse cargo de forma interina  a partir del 17 de diciembre de 1922 de la Cátedra de Química Teórica, nombramiento que fue prorrogado posteriormente por Real Orden de 9 de diciembre de 1926. También  durante  esos años  cursó la carrera de Farmacia en la Universidad de Santiago  en la que obtuvo matícula de honor en todas las asignaturas salvo una en la que obtuvo sobresaliente, obteniendo el premio extraordinario y doctorándose posteriormente en 1922.

Fotografía de Ricardo Montequi

Archivo de la Real Academia Nacional de Medicina

Su vinculación con la JAE comenzó en febrero de 1919 cuando solicitó una beca para continuar en París durante un año los trabajos que estaba realizando sobre síntesis de medicamentos orgánicos y que quería continuar con el profesor Forneau en los laboratorios de Química Terapéutica del Instituto Pasteur. Meses después, en mayo de 1919, rectificaría la petición realizada cambiando el destino anterior. Propuso entonces a la JAE desplazarse a los laboratorios de Física de la Sorbona como lugar donde realizar sus trabajos de pensionado.

Concedida la beca, aprovechó su estancia en París para hacer un estudio comparativo de los métodos de enseñanza de las disciplinas experimentales en España y Francia, lo que le permitió a su vuelta a la cátedra compostelana aplicar  las nuevas orientaciones  que había conocido  en  los programas de las materias científicas y difundirlas entre otros profesores de esas materias (Bernal, 2007).  

Durante el curso 1922-23 fue pensionado con 4000 pesetas por la Junta de Colegios universitarios de Salamanca para realizar trabajos de Química técnica, un curso de Farmacia Química con el profesor Labat y otro de Química Biológica con el profesor Dances en la Universidad de Burdeos. Solicitó entonces a la Junta para Ampliación de Estudios ser considerado como pensionado en julio de 1922. En esta petición contó con la ayuda de José Casares Gil, decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central, que escribió a José Castillejo para que la JAE resolviera favorablemente a su petición, lo que la JAE concedió. (R. O. de 29 de agosto de 1922, JAEIC Memoria correspondientes a los años 1922-23 y 1923-24, página 102).

Por ese tiempo elaboró un exitoso libro de texto de Química para el bachillerato universitario. En esa etapa de catedrático del instituto de Santiago de Compostela la administración educativa estableció un concurso para seleccionar los libros de texto oficiales para cada asignatura. Los autores, que debían obligatoriamente ser catedráticos de instituto, presentaban su obra y una comisión seleccionadora declaraba libro de texto a las que resultaban premiadas.  Dichas obras eran las que se usaban durante las clases de los institutos y las que se exigían cuando se realizaban exámenes de los alumnos de la enseñanza colegiada y doméstica ya que los catedráticos no podían proponer otras obras que las que se habían declarado como libro de texto. Por Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública de diciembre de 1927 se resolvió el concurso siendo premiadas con 25.000 pesetas  las Nociones de Física y Química de Julio Monzón González y con 12.500 pesetas la Química para el bachillerato universitario de Ricardo Montequi. Lógicamente y dada la fecha de la resolución su declaración como textos oficiales fue a partir del curso siguiente y por ello, la Gaceta de Madrid  de  8 de octubre de 1928 hacía oficial esta disposición ya que comunicaba a todos los centros y a directores, profesores y alumnos la relación de textos oficiales.  

Ese manual de Ricardo Montequi constaba de 47 lecciones, las dos primeras con nociones elementales teórico-prácticas, las 17 siguientes trataban de Química orgánica y las 28 últimas de Química descriptiva inorgánica y Química general. Como aspecto muy destacable hay que indicar que incluía algunas nociones de tipo práctico con abundantes experiencias para realizar en el laboratorio y en todos los temas se planteaba la resolución de problemas y ejercicios. Era, en opinión de  López Martínez (1999), un excelente texto que, a pesar de sus 587 páginas, estaba muy actualizado para su época. En él se recogían los últimos avances científicos, por ejemplo  sobre el análisis químico y la teoría atómica. Un ejemplo de que fue considerada una obra muy adecuada era su utilización como obra de consulta por los alumnos de los últimos cursos del Instituto-Escuela de Madrid. Ha sido considerada una obra que despertó numerosas vocaciones científicas entre los futuros bachilleres.

Sus cualidades docentes e investigadoras le permitieron obtener por  oposición, en el turno libre, la cátedra de Química  Inorgánica aplicada a la Farmacia y prácticas de laboratorio  de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela donde ingresó el 19 de abril de  1928. Obtuvo la cátedra tras una brillante oposición frente al que luego sería su compañero en la Facultad de Farmacia de la Universidad Central, Salvador Rivas Godoy. Su paso por la Universidad compostelana no se redujo a sus tareas docentes e investigadoras características de la cátedra sino que también se vinculó a otros aspectos de la vida académica siendo primero Vicerrector y a partir de 1934 Rector. Su labor fue reconocida con  el nombramiento de Rector Honorario a partir de 1936 cuando obtuvo  la misma cátedra de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid donde se incorporó el 18 de febrero de 1936 y que compaginaba con su puesto de Jefe del departamento de Química del Instituto Oceanográfico de la capital madrileña. La cátedra  de  Madrid la obtuvo mediante concurso, siendo el único aspirante, viendo  incrementado en 1.000 pesetas el sueldo que tenia en Santiago (Orden de 18 de febrero de 1936, Gaceta de Madrid, núm. 52,  de 21 de febrero, página 1492).

Durante la guerra civil fue capitán farmacéutico militar en el Laboratorio Militar de Santiago de Compostela y Asesor Químico de la Jefatura del Aire de 1937 a 1939. Concretamente mediante la Orden de 9 de marzo de 1937 (BOE, núm. 144,  de 13 de marzo, pág. 685) se le concedió la asimilación de Farmacéutico 1ª al señalado, en la misma, como Farmacéutico civil y catedrático de Farmacia indicando que debía continuar la labor que realizara en el laboratorio de la Facultad de Farmacia de Santiago de Compostela. La Orden de 13 de marzo de 1939 (BOE, núm. 74,  de 15 de marzo, págs. 1514 y 1915) regulaba que a propuesta del Inspector General de Farmacia se destinaba al Farmacéutico primero honorífico del Laboratorio de Farmacia Militar de Santiago de Compostela a disposición del Director de los Servicios de Farmacia del Ejercito del Centro.

Al acabar la guerra civil sufrió el proceso de depuración, que al principio parecía encaminado a resolverse con algún tipo de sanción administrativa como consecuencia de su actuación como Vicerrector y Rector en Santiago de Compostela, pero que finalmente fue resuelto  el 27 de abril de 1940 con la confirmación en su puesto de catedrático de la Universidad Central sin sufrir ninguna sanción.

Fue nombrado Académico de Farmacia, ocupando la Medalla número 33, ingresando el 20 de octubre de 1945 con un discurso que versaba sobre la “Perspectivas de la carrera de Farmacia” y alcanzó la presidencia  de la misma en 1959 que ostentó  hasta su fallecimiento en 1976. Durante su período de director se produjo la reforma y adaptación del antiguo edificio de la Facultad de Farmacia y el  traslado de la Academia  desde el piso que ocupaba con carácter provisional en la madrileña calle Campoamor. Años después fue nombrado  académico de la  Real Academia Nacional de Medicina ocupando la medalla número 29, tomando  posesión el 8 de mayo de 1962 con el discurso de ingreso “Médicos y farmacéuticos en la creación de la química“.

Fotografía de Ricardo Montequi

Archivo de la Real Academia de Farmacia

Participó en numerosos congresos y reuniones científicas, que presidió en algunas ocasiones, lo que prueba que en  el ámbito de la investigación se desenvolvió con facilidad, especialmente en el campo de la Química analítica y en el dominio de los complejos metálicos con sustancias orgánicas ionógenas. Especial difusión tuvieron sus explicaciones teóricas y la fijación de normas prácticas sobre nuevas reacciones del cinc, cobre y vanadio. Igualmente investigó sobre reinecjatos y tetrafenilboratos, contribuyó a establecer la teoría de los complejos internos y desarrolló aspectos novedosos para la investigación sistemática de aniones. También realizó una extensa labor en el campo del análisis aplicado a medicamentos, minerales y productos de la transformación industrial de las grasas y en 1963 señaló las normas que regulan la formación de complejos alcohólicos con los quelatos de vanadio pentavalente. En un aspecto más teórico estuvo vinculado al estudio de las Farmacopeas, realizando interesantes  investigaciones sobre la Farmacopea española, defendiendo el desarrollo de una farmacia moderna pero entroncada con la tradicional. 

También publicó manuales para los universitarios como Química inorgánica aplicada y Análisis inorgánico cualitativo, ambos con numerosas ediciones. Fueron textos fundamentales utilizados durantes mas de treinta años por los estudiantes de Farmacia.

A lo largo de su carrera profesional ocupó numerosos puestos profesionales y obtuvo diversos reconocimientos a su labor profesional. Entre ellos: Vocal consejero del patronato Alfonso El Sabio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), premio Alonso de Herrera del CSIC y jefe de la sección de Química Analítica del Instituto Alonso Barba del CSIC, Vicedirector de la Real Sociedad de Física y Química, correspondiente de la Sociedad de Farmacia de Burdeos, y miembro de honor  de la Asociación Farmacéutica y Bioquímica  Argentina y de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia y de la Academia Nacional de Brasil,  Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burdeos, procurador en Cortes representando a las Reales Academias del Instituto de España durante una legislatura (1967-1971), Gran Cruz de Sanidad (1964), de Alfonso X el Sabio (1961) y del Mérito Naval, miembro de la Orden del Cristo de Portugal, etc. Jubilado en octubre de 1963 al cumplir los 70 años, siguió vinculado a las instituciones científicas a las que pertenecía especialmente a las reales academias de las que era miembro.

Fotografía de Ricardo Montequi

Archivo de la Real Academia de Medicina

Principales obras.- Algunas observaciones acerca de la función ácido. Trabajo galardonado con el premio  Gómez-Arias de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca en 1914; Elementos de Química moderna, teórica y experimental, Prólogo de José Casares Gil. Tip. “El eco de Santiago”, Venta en Librería Romo de Madrid, Santiago, 1921; 2ª edición, Tip. “El eco de Santiago”, Santiago, 1927; 7ª edición, Aguado, 1950;  Química, Edición oficial para el Bachillerato Universitario, Imprenta Clásica española, Madrid, 1928; Química inorgánica farmacéutica con nociones de Análisis cualitativo y volumétrico, Tomo I. Conocimientos fundamentales. Elementos metaloídicos y sus combinaciones entre sí. Tip. A. Medina, Toledo, 193;. “Nuevas reacciones de cinc, cobre y cadmio, su estudio práctico y teórico”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química,  tomo XXV, 1927, p. 52; “Nuevas síntesis de purinas”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXV, 1927, p.182.  “La reacción del molibdeno con los xantogenatos. El ión molibdelino”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXVIII, 1930, p. 479. “Un aparato para la obtención de hidrógeno sulfurado”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXXII, 1934, p.146.

Con M.Gallego: "Estudio de los isobutilxantogenatos metálicos", Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, tomo XV, 1916, p. 185; tomo XV, 1916, p. 272;  "Estudio de los isobutilxantogenatos metálicos. Conclusión”,  Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas,  tomo XV, 1916, p. 347. “Nuevas reacciones del cinc, cobre y cadmio; su estudio práctico y teórico”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXV, 1927,p. 52; “Investigación sistemática de aniones”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXX, 1932, p. 56717.  “Prioridad de una reacción”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXX, 1932, pp. 600. “Investigación sistemática de aniones”, Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, tomo XXX, 1933, p. 81;“Los compuestos de molibdenilo”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXXI, 1933, p. 434; “Combinaciones oxiquinoleinvanádicas. Sus aplicaciones analíticas”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXXII, 1934, p. 134.

Con  J. González Carrero: “Simplificación del método de Treadwell y Mayr”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXXI, 1933, p. 242.

Con E.  Otero: “Reconocimiento rápido de cloruros en los cianuros”,  Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXX, 1.932, p. 564. “Contribución al estudio de la determinación del wolframio con oxiquinoleina”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXXIII, 1935, p.132.

Con G.  Puncel: “Investigación de cloruros en presencia de bromuros”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXX, 1932, p. 132.

Con R. de Sádaba: “La investigación del sodio con el reactivo de Streng-Kolthoff”, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, tomo XXIX, 1931, p. 255.

Fuentes y Bibliografía.- Expediente JAE, 101-698 de Archivo de la Residencia de Estudiantes; Memorias JAE: Memoria correspondiente a los cursos 1922-23 y 1923-24; Archivo Central del M.E.C. Alcalá de Henares (Madrid) Expediente Titulo profesional 7480-90; Expediente personal como opositor 5807-1; Expediente de la licenciatura y doctorado  1016-20; Expediente de licenciatura  7185-5; Expediente personal de catedrático  16823-24. En la actualidad en el Archivo General de la Administración : AGA (5) 1.10-21/20402;  “Académicos numerarios del Instituto de España (1938-2004)”, Instituto de España, Madrid, 2005; Bernal Martínez, José Mariano y López Martínez, José Damián, “La Junta para la Ampliación de Estudios y la enseñanza de la ciencia para todos en España”,  Revista de Educación, número extraordinario,  2007, págs. 215-239; López Martínez, J. D., La enseñanza de la Física y Química en la educación secundaria en el primer tercio del siglo XX en España, Tesis doctoral, 1999, Universidad de Murcia.“Memoria de Secretaria del año 1976, leída por el Secretario Perpetuo, doctor don Nazario Díaz López”, Anales de la Real Academia de Farmacia, núm. 1,  1977 págs..  382, 383 y 384; “Memoria de Secretaria del año 1979, leída por el Secretario Perpetuo, doctor don Manuel Ortega Mata”, Anales de la Real Academia de Farmacia, núm. 1, 1980, págs. 403 y 404. Ambas recogidas en la Monografía XXXII, Memorias de Secretaria de la Real Academia de Farmacia, Real Academia de Farmacia. Instituto de España. Editor Antonio L. Doadrio Villarejo. Madrid. 2011

 

Vicente Fernández Burgueño

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