André, Eloy Luis

Nació en 1876 en Mourazos, un pueblo de la comarca de Verín en Orense. Falleció en 1935.

Cuando contaba un año de edad su padre, médico, falleció en un accidente de caballo. Su madre se trasladó a vivir con su familia y dejó el pequeño al cuidado de su abuelo paterno (un campesino adinerado) en Villadervós, donde comenzó su formación en la escuela primaria. De ahí pasó al Instituto de Orense, y finalizada esta etapa, en la que destacó por sus calificaciones, se matriculó en las universidades de Santiago y Salamanca. Se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de esta última universidad en 1897 y posteriormente se trasladó a Madrid para cursar el doctorado. 

En la Universidad de Salamanca entabló una profunda amistad con Miguel de Unamuno, hecho que tendría un indudable peso en su trayectoria intelectual, influencia a la que hay que sumar la de otras personas, entre ellas, la del psicólogo Fermín Herrero Bahillo y la del profesor, jurista y criminólogo Pedro Dorado Montero. Durante el curso 1899-1900 disfrutó de una pensión, concedida por el centro salmantino, que le permitió viajar a Lovaina, Bruselas y París. Después, como muchos otros aspirantes a cátedras, se estableció en Madrid para intentar conseguir una plaza universitaria. No obstante, no lograría el ansiado puesto en la Universidad, sino en la educación secundaria. En 1904, en este caso por oposición directa, ganó la cátedra de Psicología, Lógica, Ética y Rudimentos de Derecho en el Instituto General y Técnico de Soria. Muy poco más tarde solicitó por concurso de traslado la cátedra del Instituto de Orense, de la que tomó posesión y donde permaneció durante diez años.

Después de los años poco gratos en Madrid, donde se había encontrado con el krauso-positivismo dominante en las aulas universitarias y con las tensiones político-académicas propias de las oposiciones, encontró sosiego en su primer destino profesional. Disconforme en cualquier caso con el aislamiento orensano, poco después, en 1906 viajó a Francia, Bélgica e Italia, publicó sus primeras obras (El Histrionismo español, 1906, y Ética Española, 1910, esta última reeditada en tres ocasiones) y entró en contacto con la Junta de Ampliación de Estudios, a la que solicita una pensión en su primer año de funcionamiento (1907). Esta es denegada, pero en 1909 renueva su petición y finalmente se le concede la ayuda para un año de estancia en Leipzig y Jena, con el  fin de llevar a cabo estudios de “Filosofía científica y Psicología Superior” (en realidad, junto con la prórroga aceptada posteriormente estuvo un año más).

En artículo escrito en Leipzig en 1911 encontramos información interesante tanto sobre los propósitos del viaje como de sus posiciones intelectuales en esos momentos. Se tituló “El porvenir de la Filosofía científica en España e Hispano-América” y fue publicado en Nuestro Tiempo (año XII, nº 159, Madrid, 1912, págs. 309-328). Allí, entre otros asuntos, como su alejamiento de las tendencias europeizantes promovidas por el institucionismo y sus ideales pedagógicos, medita sobre la promoción de una especulación filosófica que tenga en cuenta los resultados de las investigaciones científicas. Y añade unas líneas más abajo: “Aquí, a Alemania, hemos venido con el propósito de buscar instrumentos e iteración para el propio trabajo en nuestro hogar y solar espiritual. Esta ayuda y este apoyo no nos despersonaliza de ningún modo […] Nosotros, más modestos en nuestra labor, queremos indicar con esto, que el despertar a la vida espiritual de un pueblo, sólo se logra haciendo percutir en su ámbito mental los fuertes aldabonazos y el poderoso murmullo del tráfago científico de otro, que le sirva de mentor”. Los “instrumentos” y el espíritu científico modélico al que se refiere tanto aquí como en su solicitud (véase Expediente JAE/ 89-384, 1 de octubre de 1910) los había encontrado en  la universidad de Leipzig, donde André asistió a cursos y seminarios y trabajó en el Instituto de Psicología Experimental junto a William Wundt. Presentó dos memorias en las que resumía los resultados de su viaje: “La Filosofía científica y la Metafísica, según Wundt” y “La Filosofía contemporánea en Alemania y la Filosofía científica”. Un resultado importante de este viaje fue la labor de difusión de autores alemanes en España a través de las traducciones. Así, en 1909 salió de la imprenta Filósofos contemporáneos, por Haroldo Höffding; en 1911-1912 aparecieron los dos tomos de la Introducción a la Filosofía, por Wundt; en 1912 se publica La vida, su valor y significación, por Rodolfo Eucken; y en 1913 los dos tomos del Sistema de Filosofía Científica, o sea, Fundamentos de Metafísica basada en las Ciencias Positivas, también de Wundt. Todas ellas fueron publicadas por la Biblioteca científico-filosófica de Daniel Jorro.  

André interrumpió su viaje a Alemania para pedir una prórroga de la pensión e intentar acceder, de nuevo mediante oposición, a un puesto universitario. Esta vez la ocasión se presentó tras la convocatoria de la cátedra de metafísica en la Universidad Central, vacante tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón. Frente a él tenía a un joven José Ortega y Gasset, a la sazón profesor numerario de Psicología, Lógica y Ética en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid e imbuido del espíritu europeísta promovido por el institucionismo. Espíritu que André, como insiste en el escrito citado, estima inadecuado para los propósitos renovadores de la cultura española que se pretende. Como se sabe, la cátedra terminó siendo ganada por Ortega.

En febrero de 1914, después de aprobarse la permuta entre los catedrático de los institutos de Toledo y Orense, André conseguía situarse un poco más cerca de Madrid. Según Ruiz Alonso (2005) y Sánchez Sánchez (2012), en su nuevo destino consiguió llevar adelante tres cometidos: impulsar el laboratorio de psicología experimental, ya creado por Julián Besteiro; organizar la extensión universitaria entre los años 1916 y 1918, y encabezar el movimiento crítico contra el Instituto-Escuela, dependiente de la JAE. El mismo año del traslado publica también en la Biblioteca científico-filosófica de Jorro un extenso volumen titulado La mentalidad alemana. Ensayo de explicación genética del espíritu alemán contemporáneo. Dos años después, André, que durante la contienda bélica mantuvo posiciones germanófilas, publicó alentado por los acontecimientos que en esos momentos se sucedían La cultura alemana (publicado también en Madrid por Daniel Jorro).  Pero en 1916 iba a aparecer otro texto donde de igual manera quedaban patentes sus preocupaciones, en este caso en el terreno de la pedagogía, y que tenían que ver con una de las cuestiones polémicas apuntadas anteriormente, la del proyecto del Instituto-Escuela. Se trata del libro Educación para la adolescencia, texto en el que exponía las bases de lo que más adelante se convirtieron en críticas específicas contra las propuestas educativas de la JAE. El autor anticipaba allí que la revitalización de la enseñanza debía llevarse a cabo desde el Estado, y se mostraba particularmente crítico con la enseñanza privada, tanto la impulsada desde los supuestos laicos como desde los religiosos. Las protestas concretas contra los Institutos-Escuela se materializaron en su participación, representando al claustro del instituto toledano, en la asamblea de catedráticos que tuvo lugar en Madrid. También expresó sus opiniones en escritos dirigidos a revistas (véase como ejemplo el núm. 23 de Renovación Española, 4 de julio de 1918) y en la publicación de una obra financiada por él mismo: El espíritu nuevo de la educación española (1926).

Mientras tanto, André se preparaba para instalarse definitivamente en la capital accediendo, mediante concurso de traslados, a la cátedra de filosofía del Instituto de San Isidro (ocupada previamente por Urbano González Serrano), uno de los centros de educación secundaria más importantes de España. Sin embargo, en el camino se encontró con, entre otros, los institucionistas Navarro Flores y Verdes Montenegro. El nombramiento de este último para el puesto por el Ministro de Instrucción Pública, Santiago Alba, provocó una importante polémica, sobre todo teniendo en cuenta el bagaje de André y los apoyos con los que contaba, como se aprecia en este artículo del diario El Debate (ver aquí). Sin arredrarse, mantuvo su ritmo de trabajo y en 1919 publicaba en Toledo  las dos primeras partes de su Sistema de filosofía de los valores en textos independientes: uno titulado Ética y el otro, Elementos de Psicología. La ciencia del alma según los resultados de la investigación experimental. Su pretensión con la última de las obras mencionadas era no sólo elaborar un manual, sino construir un verdadero plan general de psicología, influido por los presupuestos wundtianos, a los que añadió aportaciones conceptuales propias. Llegó a publicar tres ediciones; en la tercera el título cambió: ahora la obra pasó a llamarse Nociones de psicología experimental (1924), donde agregó, además de otras novedades,  nuevos capítulos sobre psicopatología, psicología comparada y psicología colectiva. En la cuarta y última, titulada ya solo Psicología Experimental (1931), incluyó una parte sobre psicología individual sintética, en la que se tratan cuestiones relativas a la psicología diferencial, psicología del trabajo e hipnotismo.

Su definitivo asentamiento profesional en Madrid fue posible después de octubre de 1919, cuando fue nombrado por concurso de traslados catedrático de Psicología del Instituto Cardenal Cisneros. Durante esta última etapa, interrumpida prematuramente por su fallecimiento en 1935, siguió dando muestras de su infatigable y ya reconocida capacidad para trabajar.  En la capital, fue un conferenciante habitual (Academia de Jurisprudencia, Centro de Galicia,…), era miembro de la Junta de Gobierno del Ateneo, mantuvo las colaboraciones en periódicos y revistas (ABC, La Esfera, La España Moderna, Galicia, El Imparcial,…), y siguió publicando (además de las obras mencionadas sobre pedagogía y psicología, escribió Galleguismo. Lucha por la personalidad nacional y la cultura, Madrid, 1931; Españolismo. Prasologio. Pueblo y conciencia nacional, Madrid, 1931; Revolución. Prasologio del Españolismo, Madrid, 1933). También prestó atención a las novedades que en la época se producían en el sector de los transportes y escribió a favor del desarrollo del ferrocarril. En el Instituto del Cardenal Cisneros, como había ocurrido anteriormente en Toledo, llevó a cabo una intensa tarea de renovación del laboratorio de psicología experimental, hecho que en la actualidad puede comprobarse gracias a la amplia muestra de los aparatos e instrumentos empleados que se conserva, así como a los diversos cuadernos escolares que contienen los ejercicios realizados por los alumnos en esa dependencia. La disposición de este conjunto instrumental, y en especial de algunas piezas como el ergógrafo, es un ejemplo de la difusión en España de corrientes nuevas en psicología, especialmente las que atendían a cuestiones promovidas por la nueva cultura industrial, de la que también existen muestras en las actividades impulsadas por los centros e institutos de orientación profesional y de integración de los trabajadores en los contextos laborales. André introdujo en su Psicología experimental (cuarta edición) consideraciones teóricas relativas al estudio de la fatiga, uno de los conceptos básicos de los análisis sobre la adaptabilidad persona-máquina y de las comprobaciones acerca del rendimiento de los trabajadores en el espacio de la factoría.

Amante de la música de Franz Schubert, André fue un personaje independiente, que se mantuvo a una conveniente distancia, no exenta de tensión, de corrientes representativas de la época, ya fuera el krausismo positivista o el conservadurismo neoescolástico. En Personajes para la historia de la psicología en España se mantiene que en el terreno de la psicología, fue un personaje que por sus concepciones no recibió una atención amplia, sino más bien escasa; no obstante, esa injustificada desatención, según los autores, está siendo compensada por la reciente aparición de trabajos de aproximación a su figura.

OBRAS: El Histrionismo español. Ensayo de psicología política, Barcelona, Biblioteca de escritores contemporáneos, Imprenta de Henrich y Cia, 1906; Ética española. Problemas de moral contemporánea, Madrid, Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández, 1910; La mentalidad alemana. Ensayo de explicación genética del espíritu alemán contemporáneo, Madrid, Daniel Jorro, 1914; La cultura alemana, Madrid, Daniel Jorro, 1916; Educación para la adolescencia, Madrid, 1916; La educación de la adolescencia. Estudio crítico del estado de la segunda enseñanza y de sus reformas más urgentes, Madrid, Imprenta de 'Alrededor del Mundo', 1916; Sistema de filosofía de los valores, Toledo, Imprenta del Colegio de María Cristina, 1919, 2 vols; Dos Idearios y dos Democracias. Democracia social revolucionaria y Democracia social conservadora, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1919; Elementos de Psicología, Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1920, 2ª ed; Nociones de Psicología experimental, Madrid, Sucesores de Rivadeneya, 1924, 3ª ed; El sistema ferroviario de Galicia y León. Los planes del Consejo Ferroviario y del Ministerio de Fomento y el Ferrocarril del Príncipe de Asturias, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1926; Deontología. Breviario de moral práctica, Madrid, Ed. Rivadeneyra, 1928; Rudimentos de derecho español, o sea derecho usual patrio. Adaptado al cuestionario oficial del bachillerato elemental y a los programas de las Escuelas Normales y Escuelas de Comercio, Madrid, Imprenta Clásica Española, 1929, 3ª ed; Galleguismo. Lucha por la personalidad nacional y la cultura (ensayos), Madrid, Imprenta de J. Murillo, 1931; Españolismo. Prasologio. Pueblo y conciencia nacional, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1931; Psicología experimental, Madrid, Imprenta de Sáez Hermanos, 1931, 4ª ed.; Deontología social, Madrid, Imprenta Sáez Hermanos, 1931; Programa de la asignatura de Ética y Rudimentos de Derecho en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza «Cardenal Cisneros» de Madrid, Madrid, Imprenta Sáez Hermanos, 1932; Españolismo. Prasologio. Ética española. Problemas de moral contemporánea, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1934, 3ª ed. aum.

FUENTES: Expediente JAE/ 89-384; Bande, E. (1987): Teoría política de D. Eloy Luis André, Orense, Imp. Gómez y Gómez; Castro, R. de; Castro, J.; Sánchez, R. (1993): "Una aproximación biográfica a la figura de Eloy Luis André (1876-1935) desde la historia de la Psicología", en Revista de Historia de la Psicología, vol. 14, nº 3-4; López Vázquez, Ramón (1996): O pensamento rexeneracionista de Eloy Luis André: (do europeísmo ó galeguismo), Santiago de Compostela, Xunta de Galicia, Centro de Investigacións Lingüísticas e Literarias “Ramón Piñeiro”; Francisco Blanco, Jorge Castro y Raquel de Castro (1996), “Eloy Luis André (1876-1935)”, Milagros Saiz y Dolores Saiz (coords.): Personajes para una historia de la psicología en España, Madrid, Ed. Pirámide, , págs. 253-268; Santiago Pérez, M.J. de, Dosil Maceira, Agustín (1997): "Juan Vicente Viqueira e Eloy Luís André: dous psicólogos galegos de principios de século", Revista Galega do Ensino, nº 14, febrero; López Vázquez, Ramón (2002): Eloy Luis André. A Coruña: Baía (Baía pensamento; 4); Sánchez Sánchez, Isidro (2012): “Eloy Luis André”, Isidro Sánchez Sánchez (coord.), Educación, ciencia y cultura: Auge y Colapso (1907-1940). Pensionados de la JAE, Ciudad Real, Almud Ediciones. Centro de Estudios de Castilla-León, págs. 302-304; Carmen Rodríguez Guerrero (2012): “El laboratorio de psicología científica del Instituto del Cardenal Cisneros”, Cabás, nº7 (http://revista.muesca.es); Antón Costa Rico, “Eloy Luis André. Destacado profesor e ensaísta singular nos campos da filosofía e da psicoloxía”, Álbum da ciencia, en http://www.culturagalega.org/albumdaciencia/ (publicado el 12 de diciembre de 2013 y consultado el 17 de diciembre de 2013); Gustavo Bueno Sánchez, “Eloy Luis André, 1876-1935” (en http://www.filosofia.org). Rudolf Eucken, Obras escogidas: Los grandes pensadores: su teoría en la vida. La vida: su valor y su significado. El hombre y el mundo. Recuerdos de mi vida: Ballvé, E. Luis André y E. Ovejero, Prólogo de Juan Zaragüeta, Madrid, Aguilar, 1957, 1241 p.

 

ICONOGRAFIA: Mundo Gráfico 10 junio 1914

Víctor Guijarro Mora