Albareda Herrera, José María

José María Albareda (Caspe1902-Madrid1966)

Nació el 15 de abril de 1902 en Caspe (Zaragoza). En esa ciudad aragonesa su padre, Teodoro, además de ser farmacéutico ejerció de dirigente de los sindicatos católicos agrarios, mostrando preocupación por la mejora de los cultivos agrícolas, que transmitiría a José María, tercero de sus cuatro hijos.

José María Albareda se desplazó en 1914, cuando tenía doce años, a Zaragoza para estudiar en el Instituto General y Técnico de esa ciudad, en el que permaneció hasta 1918. En él tuvo como profesor de Literatura a Miguel Allué Salvador, también presente en este diccionario on line. Posteriormente se fue a la Universidad de Madrid donde obtuvo el título de Licenciado en Farmacia en 1922. Obtenida esa licenciatura regresó a Zaragoza donde obtendría la licenciatura en Ciencias Químicas, y se vincularía a diversas iniciativas políticas. Así se adhirió a la asamblea fundacional del Partido Social Popular, considerado el primer partido demócrata cristiano en España, que se celebró en Zaragoza en 1922.  Al año siguiente publicó su primer libro Biología política, al que Pablo Pérez López considera un manifiesto en pro del aragonesismo y que según su prologuista -Salvador Minguijón- era "una exposición completa del problema regionalista en sus verdaderos fundamentos". Y en esa etapa vital colaboró con la revista El Ebro. En esa publicación, editada desde 1917 por la Unión Regionalista Aragonesa de Barcelona, publicó diversos artículos en 1924 y 1925 en torno al aragonesismo.

En la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza se vinculó con el profesor Antonio Rius y Miró (n. 1890), catedrático de la Escuela Industrial de Zaragoza y quien desde octubre de 1924 se había hecho cargo de la nueva asignatura de Electroquímica, introducida en el nuevo plan de estudios de la licenciatura de Químicas, establecido por real decreto de diciembre de 1922. Ya en el curso 1926-1927 en el que José María Albareda ejerció de ayudante de clases prácticas de Electroquímica, la asignatura que impartía Rius, la relación entre maestro y discípulo se había hecho estrecha, como revela la instancia que dirigió Albareda al presidente de la JAE el 17 de marzo de 1927, solicitando una beca para trabajar durante dos semestres con el profesor Georg Grube del Technicsche Hochschule de Stuttgart. En ella señalaba que llevaba trabajando dos años sobre temas de electroquímica, dirigido por el mencionado profesor, en los laboratorios de Electroquímica de la Facultad de Ciencias y de la Escuela Industrial de Zaragoza, donde había realizado el trabajo de investigación, que presentaba a la JAE, sobre "Reducción anódica del agua oxigenada y sus derivados". Y aducía para reforzar su petición que era conveniente intensificar los estudios electroquímicos en España porque "además de un interés científico general" se tenían que vincular a "nuestras enormes energías hidráulicas, cuya creciente utilización ha de orientarse, en gran parte, hacia las industrias químicas". Esa solicitud, en la que indicaba que conocía los idiomas francés y alemán, fue rechazada.

También en 1927 defendió Albareda su primera tesis doctoral en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid sobre la descomposición electrolítica del agua oxigenada, dirigida por el profesor Rius Miró. Obtuvo la calificación de aprobado

El 13 de febrero de 1928 desde Zaragoza presentó otra solicitud a la JAE para obtener una pensión. En esta ocasión tenía más méritos científicos. Añadió al trabajo de investigación "La reducción anódica del agua oxigenada y sus derivados", que ya había presentado en su primera solicitud y que sería publicado en 1929 por la Revista de la Real Academia de Ciencias de Madrid  (ver aquí),otros dos artículos publicados en la revista Universidad (1927 a y b) y su título de doctor en Farmacia, recién obtenido.

En esa ocasión la petición de Albareda sí fue aceptada por la JAE en la reunión que tuvo su comité ejecutivo el 14 de junio de 1928, decisión que fue ratificada por una real orden de 26 de julio. En ella se le concedía una pensión de un año, a partir del 1º de octubre, para hacer en Alemania estudios de Electroquímica, con la asignación mensual de 425 pesetas y 300 para viajes de ida. Antes de empezar a disfrutar de su beca Albareda estuvo en julio y agosto de 1928 en la Universidad de Bonn para orientar la labor que empezaría a desarrollar semana después como pensionado de la JAE.

Pero tuvo que iniciar el disfrute de esa beca a partir del 15 de noviembre, ya que durante el mes de octubre tuvo que finalizar unas oposiciones a cátedras de Agricultura y Terminología científica e industrial de Instituto nacional de segunda enseñanza que habían empezado el 25 de abril. Estando en Alemania fue nombrado el 28 de noviembre de 1928 catedrático de esa asignatura en el Instituto de Huesca, tomando posesión de la misma en el consulado español de Colonia.

El primer lugar donde Albareda disfrutó de su pensión a partir de mediados de noviembre de 1928 no fue el Technische Hochschule de Stuttgart, sino el Chemisches Institut de la Landwirtschaftliche Hochschule [Instituto Químico de Economía Agraria] de Bonn-Poppelsdorf, cuyo director era el profesor Dr. Hubert Kappen, bajo cuya orientación realizó durante un año el trabajo de investigación "Estudio sobre la neutralización de los ácidos orto y metaestánnicos y silícico con solución de hidróxinos alcalinos y alcalinotérreos". La pensión le fue prorrogada ocho meses  y quince -hasta el 31 de julio de 1930- por una real orden de 1 de octubre de 1929, a propuesta de la JAE y tras obtener el visto bueno del Director general de Enseñanza Superior y Secundaria, Miguel Allué Salvador, que había sido su profesor de Literatura cuando Albareda había hecho el Bachillerato en el Instituto de Zaragoza.

La segunda etapa de la pensión de Albareda por tierras centroeuropeas para proseguir sus investigaciones sobre Química agrícola y Electroquímica discurrió en la ciudad suiza de Zurich donde trabajó durante seis meses sobre las propiedades ácidas de las suspensiones de arcilla en el Agrikulturchemisches Laboratorium de la E.Technische Hochschule con el profesor Georg Wiegner. También colaboró, como han destacado José M. Pozuelo y Mª del Rosario de Felipe, con el profesor Pallmann con quien realizó frecuentes salidas a los Alpes para observar el dinamismo de los suelos de montaña a través del estudio de la formación de los horizontes de los perfiles de los suelos. Luego se desplazó durante dos meses a Königsberg (actual Kaliningrado), en cuya Universidad su tutor fue el profesor Eilhard Alfred Mitscherlich, vinculado al Pflanzenbau-Institut. Allí trabajó en nutrición vegetal. El 22 de junio de 1930 solicitó renunciar a las últimas semanas de pensión al encontrarse enfermo, petición atendida por la JAE que le reconoció el derecho a percibir las 300 ptas. que le fueron asignadas para el viaje de vuelta. El 13 de diciembre de ese año de 1930 enviaba a Gonzalo Jiménez de la Espada, de la secretaría de la JAE, el trabajo de investigación que había llevado a cabo en la segunda fase de su pensión por tierras germánicas.

La Memoria de la JAE, correspondiente al bienio 1928-1930, resumió de esta manera la labor llevada a cabo por el pensionado José María Albareda en los mencionados centros de investigación:

Estudió Química agrícola en la “Landwirtschaftliche Hochschule de Bonn-Poppelsdorf”, en la “Eidg. Tech. Hochschule” de Zúrich y en la Universidad de Königsberg, durante los semestres de invierno y verano de 1928-1929 y 1929-1930. Con el Prof. Dr. H. Kappen, Director del “Chemisches Institut” de la “Land. Hochsch. de Bonn”, estudió las formas de acidez de dos ácidos silícicos –uno procedente del silicato sódico y otro del éter tetraetilsilícico- y de los ácidos orto y metaestánnico. El estudio de estos ácidos ha servido también para comparar distintos métodos usados en la investigación de la acidez y de la neutralización del suelo. Con el Profesor Dr. Georg Wiegner, Director del “Agrikulturchemisches Institut” de la E. T. H. de Zúrich, trabajó en Coloidoquímica del suelo, zona de investigación que debe sus más seguros avances al Profesor Wiegner, y determinó el potencial electrocinético de micleas de arcillas lítica, sódica, potásica, cálcica y bárica (midiendo las velocidades de transporte por el método de Tuorilla: Koll.-Zeitschr. 46, II, 1928), y los resultados confirman la serie lyotropa establecida y estudiada detenidamente por los colaboradores del Profesor Wiegner, R. Gallay (Koll. Beitr. 21, 431, 1925) y P. Tuorila (Koll. Beitr. 27, 44, 1928). Se dedicó también al estudio del efecto de suspensión (G. Wiegner y H. Palmann. Verh. der II Komm. und der Alkali-Subkomm. der Internat. Bodenk. Gesellschaft. Budapest, 1929), es decir, de la diferencia de concentración de iones hidrógeno que señalan las determinaciones electrométricas y las de inversión de la sacarosa entre una suspensión y el medio de dispersión –liquido ultrafiltrado. En Königsberg, trabajó en el “Pflanzenbau Institut” de la Universidad, bajo la dirección del Prof. Dr. E. A. Mitscherlich en determinación de propiedades físicas del suelo; estudió la influencia de la coagulación en la superficie determinando la higroscopicidad –magnitud proporcional a la superficie- por el método de Mitscherlich (Bodenkunde für Land-und Forstwirte. Berlín P. Parey)

Tras su reincorporación al Instituto de Huesca inició su segunda tesis doctoral que culminaría obteniendo el titulo de doctor en Ciencias Químicas a primeros de octubre de 1931. Previamente en el verano de ese año hizo un nuevo viaje, por su cuenta, a Zurich, donde trabajó durante los meses de julio y agosto con el profesor Wiegener preparando el trabajo que publicará poco después: "Determinaciones de velocidades cataforéticas". 

En diciembre de 1931según expone uno de sus biógrafos, Pablo Pérez López, se adhirió a Acción Española, que aglutinó a monárquicos opositores del nuevo régimen republicano, cuyo órgano de expresión sería la revista homónima.

Su productividad científica en ese tiempo fue alta. En 1931 y 1932  publicó cuatro trabajos científicos: en la Revista de la Academia de Ciencias, en la Revista de la Universidad de Zaragoza y dos en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química. En uno de ellos, dedicado al estudio del complejo arcilla-humus como elemento característico del suelo, recogía las conferencias que había impartido sobre esa cuestión en la Sociedad Española de Física y Química los días 1,3, 5 y 9 de febrero de 1932.

Semanas después la Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales de Madrid, en su sesión de 25 de mayo de 1932, le designó como becario de la Fundación Ramsay por un año. Para obtener un año de licencia por parte del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes solicitó a la JAE la consideración de pensionado, petición que le fue concedida, así como una prórroga por otro año que solicitó en julio de 1933.

El lugar de disfrute de esa beca, desde agosto de 1932 a julio de 1934, sería la Rothamsted Station, bajo la dirección del prof. Sir John Russell. En esa estación experimental, que era el centro de investigaciones agronómicas más antiguo del mundo, además de parcelas sometidas a diferentes tratamientos agrícolas con resultados obtenidos a lo largo de más de 100 años, existían laboratorios de Física, Química y Biología de suelos en plena actividad investigadora. En ese período de tiempo Albareda trabajó en el Departamento de Física del suelo, que dirigía el Dr. Kean, y en el de Química, dirigido por el Dr. Crowther. También visitó los laboratorios de Química Agrícola y Servicio de suelos del profesor G.W. Robinson en el University College de Bangor, en el norte de Gales; del profesor Combar en la Universidad de Leeds y el Macaulay Institut for Soil Research de Aberdeen que dirigía el Dr. Ogg. El tránsito del año 1933 al 1934 lo pasó en la mencionada estación experimental según se constata por una felicitación que envió probablemente a la secretaría de la JAE (ver aquí).

En esa estancia en el Reino Unido Albareda se especializó en química del suelo realizando investigaciones sobre más de setenta muestras de suelos de Malaca, Grenada, Trinidad, Nyassaland y el Levante español. En esos suelos rojos, y predominantemente tropicales, realizó un amplio examen físico  y físico químico para determinar sus características y su fertilidad.

Antes de regresar a España viajó en agosto de 1934 por otros centros de investigación del suelo del centro de Europa. Visitó la  Estación Experimental del Kali-Syndikat y la Landw. Hochschule de Berlín, el Laboratorio Agronómico del profesor Jansrst de la Universidad de Leipzig, el de Química Agrícola del profesor Neubauer de la Universidad de Dresde, la Escuela Superior Agronómica de Praga y la Estación Experimental Agronómica de Budapest, en la que el profesor Sigmond y el Dr. Di Gloria habían realizado investigaciones referentes a los suelos salinos de Hungría.

En el curso 1934-1935 prosiguió con sus clases de Agricultura en el Instituto de Huesca pero también hizo algún viaje a Madrid a principios de 1935 para impartir un cursillo de Ciencia del Suelo en la Residencia de Estudiantes Fundación del Amo, tal y como expuso en una carta que escribiera a José Castillejo el 25 de marzo de 1935, respondida rápidamente por este. De esa y otra documentación se deduce que Castillejo tenía interés en contar con la colaboración de Albareda para impulsar las investigaciones sobre química del suelo en el marco del nuevo organismo que estaba impulsando: la Fundación Nacional para investigaciones científicas y ensayos de reformas. En un saluda que le dirigió el 27 de marzo le planteó, en efecto, que "quería, en efecto, hablar con usted sobre la posibilidad de hacer trabajos científicos sobre química del suelo teniendo, en Madrid o donde sea más adecuado, un modesto Laboratorio o instituto".

Semanas después de ese intercambio epistolar, según propuesta unánime del Consejo Nacional de Cultura, Albareda fue nombrado en julio de 1935 Catedrático de Agricultura del Instituto Velázquez de Madrid. Entretanto, en ese mismo mes visitó la E.T. Hochschule de Zurich donde recabó información de los trabajos más recientes llevados a cabo por el profesor Wiegener sobre el cambio de bases y por el Dr. Palmann sobre determinación de los componentes de humus de los suelos suizos. Aprovechó ese viaje para visitar los suelos de "Podsol" en Tirol y de "Rendzina" en el macizo calizo del Jura.

Durante el bienio 1934-1935 Albareda publicaría seis artículos científicos, -la mayoría en la Revista de la Academia de Ciencias- en los que expuso los resultados de sus investigaciones edafológicas en el Reino Unido.  Una parte de esos trabajos los presentó en el IX Congreso Internacional de Química que se celebró en Madrid en 1934.

En el curso académico 1935-1936 la Academia de Ciencias le encarga una de las cátedras de la Fundación Conde de Cartagena. Lleva a cabo entonces una investigación de suelos españoles en el laboratorio de la Estación Agronómica Central e imparte un curso sobre la ciencia del suelo, cuyo programa se puede seguir aquí.

Entretanto -el 5 de febrero de 1936- solicita a la JAE una nueva pensión. En esa ocasión su objetivo era realizar estudios de Química y Física del Suelo durante cinco meses, a partir de principios de junio, en diversos centros norteamericanos, fundamentalmente de California, Arizona, Nuevo México, "tierras ligadas a España, no solo en aspecto físico y carácter agrícola sino también espiritualmente", como expuso en esa detallada petición, a la que se puede acceder aquí.

La petición fue atendida. En su sesión de 23 de junio de 1936 la JAE acordó otorgarle la pensión por el tiempo solicitado asignándole 425 ptas oro mensuales y 1.250 ptas. oro para viajes. La orden ministerial sancionando el acuerdo tenía fecha de 11 de julio y fue publicada en la Gaceta de Madrid el 16 de julio, dos días antes del estallido de la sublevación militar que daría inicio a una sangrienta guerra "incivil".

Entretanto José María Albareda había conocido a finales de septiembre de 1935 a José María Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, en la Academia-Residencia DYA situada en la madrirleña calle Ferraz, nº 50,  y ese hecho cambiaría su vida y tendría hondas repercusiones en el futuro de la política científica española.

Tras conocer a finales de julio de 1936 el asesinato de su padre y de su hermano Teodoro en Caspe Albareda permaneció unos meses en Madrid, redactando su libro síntesis acerca de sus conocimientos sobre el suelo.  Antes de huir rumbo a Barcelona vía Valencia en compañía de José María Escrivá de Balaguer ingresó en el Opus Dei el 8 de septiembre de 1937. Pudieron salir del Madrid asediado un mes después -el 8 de octubre- gracias a unos salvoconductos que proporcionó a Albareda otro catedrático de Agricultura de Instituto, Bibiano Fernández-Osorio Tafall, entonces secretario general de Izquierda Republicana, según expone Pablo Pérez López. Y salieron de Barcelona rumbo a Andorra y  Francia el 19 de noviembre. Tras atravesar los Pirineos a pie el grupo de huidos fue fotografiado por Valentí Claverol en la iglesia de Andorra la Vella el 3 de diciembre de 1937, fotografía que ha sido analizada por Lino Camprubí en su libro Los ingenieros de Franco (p. 38-39).

Albareda está ubicado en la esquina inferior derecha

                                                                                                         Albareda está ubicado en la esquina inferior derecha de la fotografía

 

Tras pasar unos días en Francia Albareda se encaminó a Burgos donde a partir del 21 de diciembre de 1937 empezó a colaborar con las estructuras educativas y científicas de la Junta Técnica del Estado que administraba la zona controlada por los militares golpistas. Y en esa ciudad castellana que hacía de capital del nuevo Estado franquista intensificó sus relaciones a lo largo de 1938 a otro catedrático de instituto de Historia y Geografía, José Ibáñez-Martín, con el que forjaría una relación de complicidad que sería fundamental en tiempos posteriores cuando Ibáñez-Martín fue nombrado el 9 de agosto de 1939 ministro de Educación Nacional, ocupando ese puesto hasta 1951.

Ambos -cuando Albareda era el director del Instituto Ramiro de Maeztu- maniobraron en el segundo semestre de 1939 para criticar la labor que había llevado a cabo Julio Palacios desde el fin de la guerra civil para restablecer el sistema científico creado por la JAE, como han mostrado Rosario E. Fernández Terán y Francisco A. González Redondo, según he señalado en otro lugar (ver aquí). Prepararon así el terreno para la creación del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) el 24 de noviembre de 1939, cuya finalidad era "fomentar, orientar y coordinar la investigación científica nacional". Lo presidiría el ministro Ibáñez-Martín hasta 1967. Por su parte José María Albareda sería secretario general de ese "brazo armado" de la política científica franquista desde su nombramiento por un decreto de 30 de diciembre de 1939 -que no apareció publicado en el Boletín Oficial del Estado hasta el 24 de enero de 1940- hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1966.

El 11 de febrero de 1940 Albareda fue nombrado Jefe de la Sección de Química del Suelo del Instituto de Química Alonso Barba, del Patronato "Alfonso el Sabio", dedicado a las Ciencias Matemáticas, Físicas y Químicas del CSIC. Meses después obtuvo la cátedra "Mineralogía y Zoología aplicada a la farmacia" de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid. Y en 1940 logra editar su obra científica más importante: su libro El suelo. Estudio físico-químico y biológico de su formación y constitución, con prólogo de Antonio de Gregorio Rocasolano (n.1873).

En 1942, por decreto de 11 de mayo, la sección de "Química del Suelo", del Instituto Alonso Barba se transforma en Instituto Español de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal del Patronato "Ramón y Cajal", dedicado a las Ciencias Médicas y de Biología Animal. El primer número de sus Anales se publica en noviembre de ese año con una presentación de Albareda. Antes el 23 de junio ingresó en la Academia de Ciencias y entre el 6 y el 19 de agosto organizó un curso de Edafología y Geobotánica en la Universidad de Verano de Jaca. Entre los profesores extranjeros se encontraba un viejo conocido de Albareda el profesor Hans Pallmann del Politécnico de Zurich quien impartió un curso sobre Geobotánica.

En 1943 ingresó en la Real Academia de Farmacia.

Por decreto de 22 de marzo de 1946 el mencionado Instituto de Edafología pasó al Patronato "Alonso de Herrera", dedicado a las Ciencias Agrícolas y Ciencias Naturales, del que Albareda era vicepresidente.

En 1948 fue nombrado Académico de la Pontificia de Roma de Ciencias. Al año siguiente, en 1949, creó el Instituto de Estudios Pirenaicos.

En 1951 publicó Consideraciones sobre la investigación científica. Al año siguiente fue nombrado Académico Electo de la Real Academia de Medicina, siendo contestado su discurso por el doctor Marañón. 

En 1958 es nombrado director del Instituto Nacional de Edafología y Agrobiología.

En 1959, cuando tenía 57 años, se ordena sacerdote. Al año siguiente fue nombrado Rector de la Universidad de Navarra.

Falleció en  Madrid el 27 de marzo de 1966 de un infarto de miocardio.

 

Fuentes

Archivo de la JAE en la Residencia de Estudiantes.- Expediente JAE/3-110

Memorias de la JAE, años 1928-1930, pp. 18-19 y años 1931-1932, p. 99.

Obras *

1923 Biología política: aspectos de la inercia, omnipotencia del estado, centralismo y autonomía, ¿es ineficaz la autonomía?, aragonesismo, Zaragoza, Talleres editoriales El Noticiero.

1927a "Estudios sobre la descomposición del agua oxigenada. Rendimiento de la reducción anódica", Universidad. Revista de cultura y vida universitaria, IV (2), 413-427

1927b "Estudios sobre la descomposición del H2O2. Naturaleza de algunos catalizadores", Universidad. Revista de cultura y vida universitaria, IV (3), 791-808

1929 "La reducción anódica del agua oxigenada y sus derivados", Revista de la Real Academia de Ciencias de Madrid, vol. 24, 1-99.

1931 "Sobre el efecto de suspensión de Wiegener y Palmann. Actividad de los iones absorbidos", Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 29, p. 643 ss.

1931 "Determinaciones de velocidades cataforéticas", Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 29, p. 688 ss.

1932 "Contribución al estudio de la reacción del suelo", Revista de la Academia de Ciencias

1932 "Los factores de vegetación según la ley de Mitscherlich", Revista de la Universidad de Zaragoza

1932 "Estudios del complejo Arcilla humus como elemento caracterizador del suelo", Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 30, p. 56 ss.

1934 "Caracterización de suelos tropicales y subtropicales mediante determinaciones físicas y físico-químicas", Revista de la Academia de Ciencias, vol. 31. pp. 320 ss. y 457 ss.

1934 "Sobre la fertilidad de algunos suelos tropicales", Revista de la Academia de Ciencias, vol. 31, pp. 515 ss.

1935 "Sobre la composición química de algunas arcillas tropicales y del sudeste español", Revista de la Academia de Ciencias, vol. 32, p. 50 ss.

1935 "La razón molecular SiO2/R2O3 de las arcillas en la caracterización de los suelos, Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 33, pp. 45 ss.

1940 El Suelo. Estudio físico-químico y biológico de su formación y constitución. Prólogo de Antonio de Gregorio Rocasolano, Madrid, Sociedad Anónima Española de Traductores y Autores (SETA).

1945 Origen y formación del humus, Madrid, Instituto Español de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal

1951 Consideraciones sobre la investigación científica, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

1952 Los oligoelementos en Geología y Biología. Discurso de recepción del Académico electo y contestación del Académico numerario D. Gregorio Marañón y Posadillo. Madrid, Instituto de España, Real Academia Nacional de Medicina.

1961 Edafología, Madrid, Sociedad Anónima Española de Traductores y Autres (SETA).

Bibliografía secundaria

Camprubí, Lino: Los ingenieros de Franco. Ciencia, catolicismo y guerra fría en el Estado franquista, Barcelona, Crítica, 2017

De Felipe, María Rosario, ed.: Homenaje a D. José María Albareda en el centenario de su nacimiento, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002

Fernández Terán, Rosario E. y González Redondo, Francisco A.: "Entre José Castillejo y José Mª Albareda: Julio Palacios, "el último presidente" de la Junta para Ampliación de Estudios, 1939-1949", Historia de la educación, nº 35, 2016, pp. 293-320.

Gutiérrez Ríos, Enrique: José María Albareda. Una época de la cultura española, Madrid, Editorial Magisterio Español, 1970

Malet, Antoni: "José María Albareda (1902-1966) and the formation of the Spanish Consejo Superior de Investigaciones Científicas", Annals of Science, 2009, vol. 66, nº 3, pp. 307-332

Pérez López, Pablo, "San Josémaría y José MªAlbareda (1935-1939)", Studia et Documenta, 2012, vol. 6, pp. 13-66.

Presas i Puig, Albert, "Nota histórica: una conferencia de José María Albareda ante las autoridades académicas alemanas", Arbor, nº 631-632, julio-agosto 1998, 16 p.

Webgrafia

Con motivo del cincuentenario de su nombramiento como rector de la Universidad de Navarra esta institución, en la que se conserva el archivo personal de José María Albareda, organizó una visita virtual sobre su legado. Está accesible en http://www.unav.edu/servicio/archivo/exp_josemariaalbareda

 

* Una relación de 203 trabajos suyos en Anales de Edafología y Agrobiología, vol. XXVI, nºs 1-4, Madrid, 1967, pp. 13-24.

 

Leoncio López-Ocón Cabrera

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