Lorenzo Fernández, José

José Lorenzo Fernández (1902-Barcelona 1950).

Nació en 1902. Su padre, Tomás Lorenzo Pardo, llegó a ser jefe de talleres de la empresa catalana Nuevo Vulcano. Su familia tenía vinculaciones con la población soriana de Alcubilla de Avellaneda.

Tras obtener su título de bachiller en septiembre de 1918, en la misma promoción que el botánico José Cuatrecasas, obtuvo una beca de la Diputación provincial de Barcelona para efectuar sus estudios universitarios[1]. En septiembre de 1923 consiguió su título de Licenciado en Ciencias, sección de Químicas, por la Universidad de Barcelona y el 2 de octubre de 1925 el premio extraordinario en la licenciatura de Farmacia, al mismo tiempo que la que sería gran pedagoga y didacta de la enseñanza de las ciencias naturales Margarita Comas Camps lo obtenía en Ciencias, en la sección de Naturales[2].

Entre octubre de 1925 y octubre de 1926 dispuso de una beca de la Alexander von Humboldt Stiftung de Berlín, que acababa de fundarse en 1925[3], para realizar estudios de investigación sobre “Radicales libres” bajo la dirección del futuro premio Nobel Enrique Wieland en el laboratorio que dirigía en Munich: el “Chemisches Laboratorium des Staates”. También aprovechó esa larga estancia alemana para iniciarse en los estudios prácticos de investigación de la variación de las constantes en productos naturales, especialmente en leches, quesos, mantecas, etc., relacionándose con los laboratorios especializados en esas materias de Weihenstephan y Wangen im Allgäu, como hizo constar en una instancia que dirigió el 18 de febrero de 1928 al presidente de la JAE, fechada en Manresa, en cuyo Instituto era catedrático interino de Agricultura y Terminología científica e industrial (ver aquí).

En esa instancia solicitaba a la JAE una pensión para regresar a Alemania por cuatro meses con el objetivo de estudiar los métodos especiales de determinación de p.h. Acompañó a ese documento con la remisión de su tesis doctoral en ciencias químicas recién terminada, que no ha podido ser localizada, y de certificados de diversas instituciones científicas alemanas y españolas como la  "Alexander von Humboldt- Stiftung"; la "Bayer. Hauptversuchsanstalt für Landwirtschaft an der Technischen Hochschule"; la "Südd. Versuchs-und Forschungsanstalt für Milchwitrschaft"; el "Chemisches Laboratorium des Staates" y el "Laboratorio de Investigaciones físicas" de la JAE. Y adujo en su instancia que tenía efectuada una publicación sobre “Radicales libres” en la revista Justus Liebig’s Annalen der Chemie y tenía pendiente otra en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química, que no han podido ser localizadas.

La pensión le fue concedida por real orden de 7 de agosto de 1928[4], obteniendo poco después premio extraordinario del grado de doctor por la Facultad de Ciencias Sección de Químicas de la Universidad Central de Madrid[5]. A finales de agosto de 1928 fue trasladado al Instituto de Segunda Enseñanza de Tortosa, en Tarragona, recién creado[6]. Al parecer simultaneó tareas docentes con labores técnicas que desempeñó en el Ayuntamiento de Barcelona pues fue nombrado, tras las correspondientes oposiciones, técnico supernumerario, sin sueldo, de su Laboratorio municipal[7].

Tras una nueva real orden de 24 de enero de 1929 disfrutó finalmente de la pensión concedida por la JAE entre junio y septiembre de ese año, período de tiempo en el que trabajó en el Laboratorio de “Universitäts-Institut für Nahrungsmittelchemie”, en Francfort del Main, bajo la dirección del profesor Josef Tillmann y del doctor Robert Strohecker.  Puntualmente fue informando a su interlocutor en la JAE –Gonzalo Jiménez de la Espada- de sus trabajos en ese laboratorio. Así en la primera nota enviada a Madrid señaló que en una primera fase efectuó las siguientes tareas: “Estudio de la variación del grado de acidez de la leche por la adición de sustancias para su conservación. Adición de bicarbonato sódico en cantidades variables. Métodos para determinar la acidez primitiva. Método colorimétrico, tomando como líquido regulador una disolución ácida de ácido cítrico de P H 3,2”. En una segunda nota apuntó que a lo largo de julio de 1929 continuó la labor llevada a cabo en el mes anterior e inició investigaciones sobre la influencia de la adición del bicarbonato según a la temperatura que se opere; sobre la aplicación del método colorimétrico en los diversos casos; y efectuó ensayos de la determinación de la acidez primitiva por la medida de la conductibilidad. Y en agosto centró su trabajo en las determinaciones de la acidez actual y neutralizada valiéndose de la medida de conductibilidades eléctricas.

Una de las Memorias de la JAE resumió de la siguiente manera su labor investigadora a lo largo de los cuatro meses de su pensión:

Métodos especiales de determinación de pH. Estudios de la determinación del pH en el agua, leche y tierra, utilizando el método electrométrico y el colorimétrico con los indicadores recomendados por Michaelis con y sin líquido regulador. Determinación de la acidez de la leche, estudiando de un modo especial el medio de poder reconocer su previa neutralización con bicarbonato alcalino. Esto se logró valiéndose del uso de dos indicadores, la fenolftaleína y el dimetilamidoazobenzol, que necesitan distintos pH para el viraje. También se resolvió favorablemente, mediante la determinación de la conductibilidad eléctrica del suero, y finalmente, se obtuvo idéntico resultado por electrolisis, si bien por este último método sólo se puede determinar la previa neutralización, cualitativamente  [8](Memoria JAE 1928-1930, pp. 64-65).

Poco después de su regreso a Tortosa, y tras un concurso, fue nombrado ayudante interino de la sección de Ciencias del Instituto de Segunda Enseñanza de Barcelona [9], lo que le facilitaría probablemente simultanear sus tareas docentes con su labor técnica en el Laboratorio municipal de Barcelona. Semanas después se presentó a la oposición, turno de auxiliares, para cubrir las cátedras de Agricultura y Terminología científica e industrial que estaban vacantes en los Institutos de Segunda Enseñanza de Lugo, Castellón, Jerez de la Frontera, Gerona, Pontevedra, Santander, Lérida, La Laguna y una agregada al Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid. Junto a Florencio Bustinza Lachiondo, Bibiano Fernández Ossorio, Fernando Mascaró Carrillo y Francisco Sánchez Faba fue uno de los aprobados, escogiendo José Lorenzo Fernández como destino el Instituto de Gerona/Girona[10].

Pero debido a sus compromisos laborales en la ciudad de Barcelona semanas después solicitó la excedencia voluntaria de su cargo docente en el instituto gerundense[11]. Se reincorporó a su labor docente en la enseñanza secundaria a finales de 1930 cuando se creó en Barcelona el Instituto Nacional Femenino “Infanta María Cristina” y se le designó catedrático de Agricultura y Terminología científica e industrial, compartiendo claustro con Jenara Vicenta Arnal Yarza, catedrática de Física y Química, procedente del Liceo de Calatayud, y de Miguel A. Junquera, catedrático de Historia Natural, procedente del Liceo de Reus [12]. Pero con el advenimiento de la Segunda República, cuyos responsables educativos eran partidarios de la coeducación, ese instituto exclusivamente femenino fue suprimido y José Lorenzo Fernández regresó por unos meses a su situación de excedente en la enseñanza media, aunque sí se vinculó a la enseñanza universitaria como profesor ayudante de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona [13].

Finalmente al crearse en los albores de la Segunda República el Instituto Nacional “Maragall” de Barcelona José Lorenzo Fernández fue adscrito a su plantilla como catedrático interino de Agricultura [14], y en ese centro educativo discurriría el resto de su vida docente. En los inicios del curso 1932-1933 fue nombrado catedrático titular tras la correspondiente oposición[15], y en 1935 ejercía de secretario de ese instituto barcelonés.

Reportaje de La Vanguardia de15 diciembre 1934 sobre el nuevo edificio del Instituto Maragall de Barcelona

Simultaneó su labor docente en la enseñanza secundaria con la que llevó a cabo en la Universidad de Barcelona de cuya Facultad de Farmacia fue profesor auxiliar en tiempos republicanos, y profesor adjunto en la década de 1940.

En ese ascenso que tuvo en tiempos franquistas pudo cumplir un papel pronunciamientos políticos que tuvo en tiempos republicanos. Así en enero de 1932 fue uno de los firmantes del escrito que la Junta de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona remitió al presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña, tras la disolución de la Compañía de Jesús, solicitándole que no permitiese que se interrumpiese la “meritísima labor cultural y superior tarea de investigación científica que los Laboratorios Químico y Biológico de Sarriá y Observatorio del Ebro dirigidos por los eminentes profesores [Eduardo] Vitoria, [Jaume] Pujiula y [Lluis] Rodés, vienen desde años realizando enalteciendo ciencia y prestigio patrios”[16].

José Lorenzo Fernández falleció en Barcelona el 13 de septiembre de 1950 cuando tenía 48 años, y residía en la calle Provenza nº 312[17].

Fuentes:

Archivo de la JAE en la Residencia de Estudiantes. Expediente JAE 88-339, 12 pp.

Memoria de la JAE 1928-1930 (Madrid 1931), pp. 64-65.

 

Leoncio López-Ocón Cabrera




[1] La Vanguardia 3 de octubre de 1919 p. 5

[2] La Vanguardia 21 de septiembre de 1923 p. 9; 2 octubre 1925 p. 7.

[3] Albert Presas i Puig, “Las relaciones científicas entre Alemania y España durante los años 20”, en Sandra Rebok, ed., Traspasar fronteras. Un siglo de intercambio científico entre España y Alemania, Madrid, CSIC-DAAD, 2010, p.91.

[4] Ver Gaceta de Madrid 11 de agosto de 1928, citada por La Vanguardia 11 de agosto de 1928 p. 18. Otros dos catalanes fueron pensionados: Antonieta Freixa y Torroja y Esteban Terradas.

[5] La Vanguardia 2 de octubre de 1928.

[6] Real orden en la Gaceta de Madrid 29 de agosto de 1928, citada por La Vanguardia 29 de agosto de 1928, p. 15.

[7] La Vanguardia 6 febrero 1929  p.9

[8] Memoria JAE, 1928-1929, p. 64-65

[9] La Vanguardia 23 octubre 1929 p. 9

[10] El Sol 25 febrero 1930 p. 6

[11] La Vanguardia 1 mayo 1930 p. 15

[12] La Vanguardia 22 noviembre 1930 p. 23

[13] El avisador numantino 22 agosto 1931 p. 2

[14] La Voz de Menorca 20 octubre 1931 p.4

[15] Ahora 17 septiembre 1932 p. 10

[16] La Vanguardia domingo 31 enero 1932 p. 10.

[17] La Vanguardia 14 septiembre 1950 p. 11.

 

 

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